
Y sin desviarme del tema, pero llevando el agua a mi molino: Interesante, certera, dolorosa reflexión. Como casi siempre, la vida se explica mejor a través del arte. No en vano la vida, contrariamente a lo que se cree, imita al arte. Que de qué hablo. Pues sépalo, hombre de dios, clicando aquí. La imagen, por supuesto, procede del maravilloso film de Albert Lewin. Ay, qué tarde es ya. ¡Y mañana tengo que ver con mis pupilos The Searchers, de John Ford!
P.S: Uy, una vez un profesor exiliado en Estados Unidos me dijo que esta forma de hablar sin que nadie lo entienda, era lo que se llamaba en los años 50 libertad de expresión en el Franquismo. ¿Será? Quién sabe. Esto no es franquismo. ¿Verdad que todo el mundo me entiende? Cucú, cantaba la rana; cucú, debajo del agua.
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